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Por Redacción , 22 de julio de 2024 | 07:05Columna: Heladas que impactan cultivos y retrasan siembras
La Directora Nacional del Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Chile, Iris Lobos, se refiere a las consecuencias del agua caída, las ráfagas de viento y las bajas temperaturas y los efectos para el agro.
Por Iris Lobos Ortega, Directora Nacional del Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Chile (INIA).
Recientemente nuestro país enfrentó una emergencia importante por lluvias en las zonas centro y centro-sur del país. En muchos territorios, las lluvias de junio superaron el promedio climatológico del mes, con valores entre 40 y 110 % de superávit, revirtiendo un año que se anticipaba seco hasta mayo. Sin embargo, el agua caída, más las ráfagas de viento y las bajas temperaturas de las últimas semanas tuvieron efectos negativos para la agricultura.
Hay reportes de retraso en la siembra de algunos cultivos anuales (trigo y lenteja), producto de la anegación de los suelos; daño en la infraestructura de invernaderos por los vientos; y un menor crecimiento del forraje para el ganado, situaciones que se están enfrentando de forma coordinada entre los distintos servicios del Ministerio de Agricultura, y donde INIA ha entregado la información técnica solicitada, para determinar el impacto de estos eventos en las regiones afectadas.
Lo positivo es que se acumuló nieve y aumentó el volumen de agua almacenada en los embalses, lo que da algo de tranquilidad sobre la oferta hídrica para el año, aunque las precipitaciones de los meses siguientes se esperan menores a lo normal. ¿Por qué? La llegada del fenómeno meteorológico de La Niña sigue vigente.
Este evento es un hecho climático natural que ocurre en el Océano Pacífico y se caracteriza por el enfriamiento anómalo de las aguas superficiales del mar, y que tiende a reducir el volumen de lluvias. En contraste, El Niño genera un aumento de la temperatura de la superficie marina, produciéndose condiciones climáticas más cálidas y húmedas, que aumentan la cantidad de agua caída.
Según la información proporcionada por el equipo de Riesgo Climático de INIA, en este minuto estamos en una condición neutral, de plena transición entre la fase Niño, que dominó el año pasado, a la fase Niña, que se espera que llegue hacia fines del invierno. Con su consolidación, esperamos un trimestre julio-agosto-septiembre más seco y con temperaturas mínimas más frías de lo normal para las zonas centro y centro-sur. Los pronósticos también sostienen que esta misma situación se mantendrá durante la primavera, lo que implicaría mayor riesgo de heladas para el territorio en cuestión -que es fuertemente agrícola-, lo que es nuestra mayor preocupación.
¿Qué efectos tienen las heladas? Las bajas temperaturas en etapa de crecimiento y/o floración del cultivo afectan la calidad y la productividad de la cosecha, entre otros efectos. Por ejemplo, si en enero los productores proyectaban su producción, probablemente hoy deban reducir lo que esperaban en al menos 10% debido a los acontecimientos climáticos; y si a eso le sumamos las heladas en primavera, la cosa pinta aún más inestable.
Una medida confiable para apalear los estragos agroclimáticos es la información oportuna. Anticiparse con medidas de mitigación con cocimiento a lo que pueda pasar es vital para disminuir las pérdidas y con ello evitar una baja oferta de frutas y verduras a nivel nacional, que incrementen eventualmente los precios a futuro. A través de nuestros centros y los servicios Minagri se ha puesto a disposición la información y las recomendaciones para que los agricultores se preparen y tomen medidas para proteger sus cultivos y disminuir posibles pérdidas.
En INIA contamos con la Red de Agrometeorología, integrada por varias instituciones, donde de forma gratuita y en tiempo real se informan las condiciones climáticas de los territorios, con una interpretación técnica a las repercusiones agrícolas en cada región, entre otras herramientas.
Información y conocimiento para prepararnos con tiempo hay; recursos para invertir y mejorar las instalaciones de los productores es siempre una encrucijada, pero vamos avanzando. Lo que no podemos hacer es no informarnos, esperar y esperar y esperar a que lleguen los eventos y sufrir las consecuencias de La Niña y su, hasta el momento, helada primavera.