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Por Redacción , 8 de abril de 2024 | 07:00Cinco acciones para crear un medio ambiente mejor, innovador y resiliente
El futuro de los sistemas agroalimentarios y el futuro de nuestro medio ambiente están interrelacionados. Ahora es el momento de llevar a cabo un cambio transformador, ¡hagamos que nuestras acciones cuenten!
La agricultura se ha practicado durante más de 10 000 años. En aquel momento, no solo nos proporcionaba alimentos, refugio y medios de vida, sino también conocimientos, tradiciones, innovaciones y servicios ecosistémicos. Sin embargo, al haber llevado a numerosos ecosistemas más allá de su capacidad, actualmente la agricultura necesita proporcionar todos esos beneficios, y más, siendo al mismo tiempo más sensible con el medio ambiente.
Si no tenemos en cuenta nuestros recursos naturales y respetamos el medio ambiente, ponemos en riesgo los alimentos y la agricultura. Esta es la razón por la que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) siempre ha estado al frente del apoyo a los productores de alimentos y otros productos rurales, protegiendo al mismo tiempo nuestro planeta.
Desde la Conferencia de Estocolmo de 1972 hasta hoy, la FAO ha abogado por las mejoras medioambientales en los sistemas agroalimentarios, centrándose en la conservación y la ordenación sostenible de los terrenos agrícolas, los bosques, y los recursos de aguas continentales y oceánicos.
¡Pero no nos detendremos aquí! El logro de un mejor medio ambiente es una de nuestras principales esferas de acción durante el próximo decenio.
A continuación se especifican cinco acciones en las que está trabajando la FAO para crear un medio ambiente mejor, más innovador y resiliente:
1. Promover una bioeconomía sostenible y circular
En el ámbito de las Naciones Unidas, la FAO está liderando el impulso hacia una bioeconomía sostenible y circular, lo cual implica emplear procesos, innovaciones y recursos biológicos para ayudar a que los sistemas agroalimentarios sean más sostenibles y resilientes, apoyando al mismo tiempo el desarrollo de una economía justa y verde y garantizando que todos los ciudadanos del mundo tengan acceso a alimentos nutritivos suficientes. La bioeconomía sostenible y circular es la precursora de las mejoras decisivas en las esferas relacionadas con los sistemas agroalimentarios, en particular la ciencia del microbioma, las alternativas a los alimentos de origen animal, los plaguicidas biológicos, la gestión circular del desperdicio y la restauración de los ecosistemas.
2. Gestionar la contaminación agrícola por plásticos
La FAO está transformando la forma en que usamos los plásticos en la agricultura. Un informe innovador de la FAO reveló por primera vez que probablemente la contaminación por plásticos en los ecosistemas terrestres sea mucho mayor que la de los ecosistemas acuáticos. En el informe se describían varias soluciones para abordar el problema, basadas en el enfoque de las “seis erres” (Rechazar, Rediseñar, Reducir, Reutilizar, Reciclar y Recuperar), mientras que también se determinaban productos plásticos agrícolas potencialmente nocivos que deberían retirarse de forma prioritaria. La FAO está liderando un proceso de múltiples partes interesadas a fin de elaborar un código de conducta voluntario sobre la gestión de los plásticos en la agricultura, y para que los países que lo apoyen promulguen un nuevo tratado mundial sobre los plásticos.
3. Garantizar estándares sociales y ambientales
¿Sabía que la FAO garantiza que todos sus proyectos y programas se sometan a una evaluación exhaustiva antes de su ejecución a fin de que integren en su elaboración resultados firmes relacionados con el medio ambiente y la inocuidad? Solo en 2021, la FAO examinó 667 de sus proyectos sobre la base de las Directrices para la gestión ambiental y social, que establecen un equilibrio entre la protección y la utilización sostenible de los recursos naturales y la satisfacción de las necesidades cada vez mayores de alimentos, nutrición y medios de vida decentes y resilientes de la sociedad. Desde entonces, la FAO ha mejorado estas salvaguardias en el contexto del Marco de gestión ambiental y social.
4. Proporcionar datos de acceso abierto sobre el medio ambiente y el clima
Los sistemas agroalimentarios tendrán que incrementar cada vez más su sostenibilidad ante los desafíos crecientes, en particular una población cada vez más numerosa con hábitos alimentarios cambiantes, la degradación de los ecosistemas y el cambio climático. La transformadora Plataforma geoespacial Mano de la Mano de la FAO proporciona un tesoro oculto de datos sobre medio ambiente relacionados con la agroecología, el agua, la tierra, los suelos, los gases de efecto invernadero, etc. Estos datos resultan esenciales para determinar puntos críticos expuestos a riesgos climáticos y otros riesgos medioambientales y formular soluciones adaptadas a los países y regiones más necesitados. La FAO también ha puesto a disposición un conjunto de instrumentos sobre los riesgos climáticos destinados a impulsar la resiliencia proporcionando más de 70 capas de datos de acceso abierto para garantizar que todas las partes interesadas en la agricultura y la alimentación puedan identificar y abordar plenamente los riesgos climáticos.
5. Preservar el patrimonio agrícola y los entornos circundantes
Durante más de 20 años, la FAO ha reconocido sistemas alrededor del mundo que combinan paisajes excepcionales con conocimientos tradicionales de resiliencia y ordenación sostenible de la tierra y los recursos naturales. Estos lugares, denominados Sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (SIPAM), actúan como una interfaz entre el ser humano y el medio ambiente, representando la idea de “conservación dinámica”, donde las prácticas tradicionales, el suministro de alimentos y la protección del medio ambiente van de la mano. Desde el sistema arroz-pez-pato en China y la agricultura andina en el Perú hasta la agroforestería en las faldas del monte Kilimanjaro, en la República Unida de Tanzanía, y los viñedos tradicionales de Soave, en Italia, todos los SIPAM están caracterizados por su compromiso con la agrobiodiversidad, la alimentación y la seguridad de los medios de vida, los conocimientos y sistemas de valores tradicionales, así como las organizaciones sociales. Actualmente existen unos 80 SIPAM en más de 24 países de todo el mundo.
Durante decenios, la FAO ha ido ampliando su función a nivel mundial en el ámbito de la administración medioambiental relacionada con la alimentación y la agricultura elaborando códigos de conducta sobre la ordenación responsable de los plaguicidas, los fertilizantes, la actividad forestal y la pesca, así como las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques; estableciendo conjuntamente con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) el Convenio de Rotterdam, creado para proteger la salud humana y del medio ambiente de determinadas sustancias químicas peligrosas; instalando el Sistema avanzado de control del medio ambiente en tiempo real de África (ARTEMIS); y aprobando el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, entre muchas otras iniciativas.
Asimismo, se estima que la restauración de 350 millones de hectáreas de tierra degradada entre 2021 y 2030 podría generar 9 billones de USD en los servicios ecosistémicos y eliminar entre 13 y 26 gigatoneladas adicionales de gases de efecto invernadero de la atmósfera. Esto no puede realizarse sin el apoyo de todos los actores que participan a lo largo de la cadena de valor agroalimentaria mundial, razón por la cual la FAO está orgullosa de liderar conjuntamente con el PNUMA el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas.
El futuro de los sistemas agroalimentarios y el futuro de nuestro medio ambiente están interrelacionados. Ahora es el momento de llevar a cabo un cambio transformador, ¡hagamos que nuestras acciones cuenten!