Noticias Agrícolas
14 de agosto de 2024 | 07:05

Para abordar la crisis hídrica en Chile nos falta … Trabajar juntos sin tener que estar de acuerdo

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Nos ha faltado, a todos, la capacidad de empatizar y salir de la trinchera ideológica en la que cada grupo vive, mirar más allá del espejo donde ensayamos nuestros discursos, dice Claudio Reyes en su columna.

Por Claudio Reyes Hurtado, Coordinador Diplomado Planificación Estratégica de Recursos Hídricos UCSC y consultor senior en AWUA 

“Trabajar juntos sin tener que estar de acuerdo es un privilegio”, dijo María Emilia Correa, cofundadora del Sistema B, al recordar el trabajo realizado en Destino Colombia.

En medio del enfrentamiento armado entre el Estado Colombiano y las FARC, ambos grupos encontraron un espacio para discutir cómo construir un país sin violencia. No fue fácil, como bien relata Adam Kahane en el libro “La Planificación Transformadora por Escenarios”, ya que en las conversaciones las FARC participaron sólo de manera remota -por radio- y se comprometieron a no asesinar a los participantes del proceso, sin importar lo que dijeran. Si bien Destino Colombia no provocó cambios directos, si lo hizo a través de dos de sus participantes: los futuros presidentes Juan Manuel Santos e Iván Duque. Santos ganó posteriormente el Premio Nobel de la Paz. 

Claudio Reyes 

Es que la planificación transformadora (algo nuevo para mí, pero familiar para los sociólogos) busca precisamente cambiar a las partes en conflicto, con el propósito de que sean capaces de trascender las diferencias particulares que siempre estarán presentes en la relación e intercambio que se produce entre partes que tienen intereses diferentes, como también relata el texto “Innovación social en el manejo de conflictos hídricos” de Baytelman y Cabezas. 

¿Y en Chile?

En Chile se han sucedido distintos intentos que oscilan, cual péndulo, entre iniciativas del Gobierno de turno por conducir políticas que rara vez trascienden los ciclos políticos, y mesas adornadas de todo tipo de apellidos, pero que corren la misma suerte. Estamos llenos de planes (soy culpable de varios de éstos) que ya no ocupan espacios en una biblioteca, sino que gigabytes en la nube.

Nos ha faltado, a todos, la capacidad de empatizar y salir de la trinchera ideológica en la que cada grupo vive, mirar más allá del espejo donde ensayamos nuestros discursos y declaraciones definitivas, y pensar no solo en otras posiciones, sino que en mínimos comunes que nos permitan avanzar.

Así se nos pasan los años, como en la canción, y no hemos sido capaces de construir sistemas realmente resilientes y capaces de adaptarse frente al cambio climático, ya sea que se manifieste como sequía o como inundación. 

El mundo del agua es pequeño, como todos los mundos, y la mayoría de los actores se conocen entre sí, cruzan saludos en los pasillos, comparten cafés en el intermedio. Intercambiamos ideas, pero somos bastante impermeables a las ideas de la contraparte, principalmente por desconfianza.

Ya es hora que seamos capaces de empatizar, ceder y ver como resultado algún avance. 

Y es que la resistencia al cambio no va con el cambio climático.

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